Archivos para noviembre, 2011

María quebró cuando ya no podía más y hoy me contó que sentía que la realidad y las noticias le quemaban por dentro. Ella ha limpiado kilómetros y kilómetros de casas, cortado pelos, cocinado pollos, pescados, albóndigas y papas desde que dejó de estudiar a los 16 años y se tuvo que poner a trabajar para ayudar a una familia que no tenía dinero y que muchas veces tuvo que tirar de la pellas de gofio con plátano para saciar el hambre.

A María, ni Rajoy, ni Zapatero, ni Van Rompuy ni la usurera de la señora Merkel le tienen que dar lecciones de nada, porque ella lleva luchando contra la crisis toda la vida. Cosa que seguramente no han hecho ni Rajoy, ni Zapatero, ni Van Rompuy ni la usurera de la señora Merkel, porque  en la biografía de ellos no aparecen pellas de gofio. Aparecen buenos colegios, universidades y carreras políticas acomodadas. Ellos no quiebran y María sí. Como hace un año y pico, cuando las imágenes de la televisión se le mezclaban con la realidad y sentía una angustia tremenda que la hacía llorar en una espiral de alucinaciones. A María la salvaron su marido y su hijo. Ni Zapatero, ni Rajoy, ni Van Rompuy ni la usurera de la señora Merkel.

El psicólogo Alexander Lowen se pasó la vida trabajando con el cuerpo. Analizaba cómo nuestro organismo interiorizaba los golpes emocionales desde la más tierna infancia, mientras la espalda se encorvaba, la respiración se entrecortaba, los dolores aparecían en el cuello o la diarrea destrozaba las paredes del intestino. Durante muchos años, a María se le hinchaba la cara como un Simpson hinchado, hasta que quebró definitivamente y su marido y su hijo la salvaron. Ni Zapatero…. ni la usurera de la señora Merkel.

Cada mañana, cuando me levanto, enciendo la radio y el ordenador para saber qué pasa en el mundo. Antes era un ejercicio placentero, necesario. Pero estoy empezando a pensar que se está convirtiendo en una práctica violenta contra mi cuerpo: se me tranca el pecho, me duelen las piernas. A veces , me mareo. Mala cosa, sobre todo si uno tiene algo de periodista. Pero todo es apocalíptico…

No es lo mismo leer la prensa con un sueldo de primer ministro que con una hipoteca o un préstamo del Santader esperando a la vuelta de la esquina. Sobre todo, cuando es tan difícil encontrar lugares donde se cuenten historias y experiencias nuevas que nos ayuden a quebrar la hegemonía cultural del capitalismo. Echo de menos gestos valientes de quienes tienen posibilidad de que sus gestos sirvan para algo. Y me sobran noticias que acojonan y líderes que parecen funambulistas con su política del miedo. Con primas, rescates, abusos laborales y gobiernos de Goldman Sachs que nos revientan el cuerpo por dentro.